Al caer la noche, el erizo sale de caza. Se le oye soplar, resoplar y gruñir mientras se desliza bajo la maleza. Sus platos preferidos son las lombrices, gusanos, limacos y caracoles. También le gustan las ranas, los huevos, crías de ave, frutas y reptiles entumecidos por el frío.
Es un pequeño tragón, cuya ración diaria es de 200 gramos de comida.
Durante el invierno deja de comer, y de octubre a abril hiberna en solitario. Su verdadero enemigo es el automóvil; es frecuente encontrarlos aplastados sobre la calzada debido a que son ciegos de nacimiento.
Muchas personas se asombran de los gruñidos que emiten los erizos por la noche, mientras andan en busca de alimento. Como no temen a los depredadores, pueden desplazarse de una manera tan ruidosa y osada, e incluso cuando duermen roncan con toda su fuerza.
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